sábado, 10 de octubre de 2015

Archibald MacLeish




Ars Poética

Un Poema debe ser palpable, y mudo
Como una fruta redonda 


Sin voz
Como viejos medallones contra el pulgar 

Silencioso como la piedra gastada por las mangas
En el alféizar donde ha crecido musgo; 

Un poema debe ser sin palabras
Como vuelo de pájaros 

Un poema debe estar inmóvil en el tiempo
Mientras la luna asciende 

Dejando, como la luna suelta
Ramita tras ramita los árboles enredados por la noche, 

Dejando, como la luna tras las hojas de invierno,
Recuerdo por recuerdo la mente; 

Un poema debe estar inmóvil en el tiempo
Mientras la luna asciende 

Un poema debe ser igual a:
No es cierto 

Por toda la historia del pesar
un portal vacío y una hoja de arce

Por el amor
Las hierbas inclinadas y dos luces sobre el mar: 

Un poema no debe significar
Sino ser. 

(Versión de E.L. Revol)


Randall Jarrell



La cara


Ya no sirve, no es hermosa;

Ni siquiera joven.

No es mía.

¿Dónde está la de antes, las de antes?

Esas eran mías.



Así es la cosa: tengo fotos,

no tan viejas; la gente se comportaba

de otro modo entonces.Cuando me encuentran, me dicen:

No has cambiado.

Me dan ganas de decir: no has mirado.

Esto es lo que le pasa a todo el mundo.

Al principio uno se hace más grande, sabe más,

después algo empieza a andar mal.

Uno es y uno dice: yo soy;

y uno fue.Yo he sido demasiado tiempo.



Ya sé, de nada vale decir que no,

pero lo mismo uno lo dice. No.


Me apuntaré con un dedo y diré: yo no soy así.

Adentro soy como siempre.

...Y ni siquiera eso es exacto.


Pensé: si no pasa nada...

Y no pasó nada.

Aquí estoy.


Pero esto no es justo.

Si el sólo hecho de vivir puede hacer esto,

vivir es lo más peligroso del mundo.


Es tremendo estar vivo.

(Versión de E.L. Revol)



Richard Eberhart




La Marmota

En junio, en medio de los campos dorados,
Vi una marmota muerta tendida.
Ella yacía muerta; mis sentidos se agitaron,
Y mi mente abarcó nuestra desnuda fragilidad.
Allí, humildemente, en el vigoroso verano
Su forma comenzaba el absurdo cambio,
Y hacía a mis sentidos vacilar confusos
Al ver la naturaleza brutal con ella misma,
Revisando de cerca la fuerza que la agusanaba
Y la hirviente caldera de su ser,
Mitad con repugnancia, mitad con un amor extraño,
Hurgué en ella con un palo, encolerizado.
La fiebre surgió, se convirtió en llama
Y el Vigor circunscribió los cielos,
Energía inmensa del sol,
Y a través de mi esqueleto un sombrío estremecimiento.
Mi palo no había hecho ni bien ni mal.
Entonces me mantuve en silencio a la luz del día
Mirando el objeto, como antes;
Y perseveré en mi veneración por el saber
Tratando de controlarme, de apaciguarme,
De reprimir la pasión de la sangre;
Hasta que caí de rodillas
Suplicando por la alegría ante la visión de la podredumbre.
Y así me despedí; y regresé
En agosto con ojo escrupuloso, a ver
A la savia ya extinguida de la marmota
Pero aún quedaba la huesuda armazón podrida.
Aunque el año había perdido su sentido,
Y encadenado al intelecto
Perdí tanto el amor como el asco,
Aprisionado entre los muros de la erudición.
Otro verano se apropió de los campos nuevamente
Sólido y abrasador lleno de vidaPero cuando por acaso, llegué al paraje
Había solo un poco de pelo,
Y huesos blanqueándose bajo el sol
Hermoso como arquitectura;
Los miré como un geómetra,
Y corté una vara de abedul para un bastón.
Esto fue hace tres años.
Ya no hay señal de la marmota.
Permanecí allí en el verano vertiginoso.
Mi mano cubriendo un corazón marchito,
Y pensé en la China y en Grecia,
En Alejandro en su tienda de campaña,
en Montaigne en su torre,
en Santa Teresa en su desgarrado lamento.


(Versión de Carlos Barbarito)


Hart Crane



CHAPLINESCA

Humildemente nos adaptamos
y contentamos con los consuelos azarosos
que deposita el viento
en los bolsillos desvencijados, demasiado amplios.

Porque aún podemos amar el mundo
cuando encontramos un gatito hambriento en nuestro umbral.
Y le buscamos cobijo contra la furia callejera,
cobijo en un cálido brazo doblado.

Nos apartaremos a un lado,
y en la mueca postrera
evitaremos la condena de ese pulgar inevitable
que dirige hacia nosotros su arrugada piel,
y haremos frente a la torva mirada,
¡con qué inocencia y con cuánta sorpresa!

Y, sim embargo, estas delicadas caídas
no son más falaces que las piruetas de un flexible bastón.
Realmente, no son nuestras exequias una consumación;
podemos eludirlas, huir de todo, menos del corazón.

¿Y qué vamos a hacerle si el corazón sigue viviendo?
El juego exige afectadas sonrisas.
Pero hemos visto la luna en calles solitarias
convirtiendo en cáliz un cubo de basura vacío.

Y entre todos los ruidos de alegría y de búsqueda,
hemos oído un gatito maullar en la soledad.

John Berryman



El poema de la pelota

¿Qué es el niño ahora, que ha perdido su pelota,
¿Qué, qué va a hacer? La vi irse
Alegremente rebotando, calle abajo, y después
Alegremente por – ¡allí está en el agua!
De nada sirve decir “Oh, hay otras pelotas”:
Un último estremecimiento de pena fija al niño
Mientras se sostiene rígido, tembloroso, contemplando
Todos sus días de juventud en el puerto donde
Fue su pelota. Yo no lo molestaría,
Una moneda, otra pelota, no tiene valor. Ahora
Él siente la primera responsabilidad
En un mundo de posesiones. La gente se llevará pelotas,
Las pelotas se perderán siempre, pequeño niño,
Y nadie compra una pelota de vuelta. El dinero es externo.
Él está aprendiendo, bien detrás de sus ojos desesperados,
La epistemología de la pérdida, cómo estar de pie
Sabiendo lo que todo hombre debe un día saber
Y la mayoría sabe muchos días, cómo estar de pie
Y gradualmente la luz regresa a la calle
Suena un silbato, la pelota está fuera de vista,
Pronto una parte de mí explorará el profundo y oscuro
Fondo del puerto… Estoy en todas partes,
Sufro y me muevo, mi mente y mi corazón se mueven
Con todo eso que me mueve, bajo el agua
O silbando, no soy un niño pequeño.


(Versión de Yanina Audisio)


viernes, 9 de octubre de 2015

Vasko Popa




Los admiradores de la pequeña caja


Canta pequeña caja


No dejes que te domine el sueño

Todo el mundo en ti vela


En tu cuadrada vanidad

Convertimos lo lejano en cercano

El olvido en recuerdo


No dejes que se te aflojen los clavos


A través de tu cerradura

Observamos por primera vez

Los paisajes fuera del mundo


Giramos tus llaves en nuestras bocas

Y devoramos letras y números

De tu canción


No dejes que vuele tu tapa

Que se desprenda el fondo


Canta pequeña caja


(versión de Juan Octavio Prenz, Poesía Yugoslava Contemporánea, ed. LAR, 1988)